sábado, 16 de octubre de 2010

La Retroalimentación a través de la Pirámide

Por Daniel Wilson
Traducido al español por Patricia León Agustí, Constanza Hazelwood y María Ximena Barrera
En el trabajo con los docentes, nos hemos dado cuenta de lo poderoso que resulta el
combinar los diferentes componentes de la retroalimentación. Una de las formas de
organizar estos elementos es a través de la Pirámide, la cual los docentes utilizan, tanto
para planear como para reflexionar acerca de sus valoraciones. Con esta herramienta,
se combinan los diferentes componentes claves para crear momentos y métodos de
retroalimentación. Es decir, la Pirámide describe los distintos tipos, formas, y fuentes de
retroalimentación.
Tipos de Retroalimentación: formal vs. Informal.
La parte superior de la Pirámide describe el tipo de retroalimentación que los
estudiantes pueden recibir. En el tipo informal de retroalimentación, los estudiantes no
reciben una nota o calificación; puede ser simplemente una conversación con el
maestro, un comentario de un compañero o una explicación de los padres. Este tipo de
retroalimentación, con frecuencia, puede ser más impactante y útil que una
retroalimentación formal, ya que tiende a apoyar la comprensión, invitando al estudiante
a reflexionar sobre su trabajo para así poderlo mejorar.
La clave de una buena retroalimentación es encontrar un equilibro entre cuándo utilizar
una de carácter informal y cuándo utilizar una retroalimentación formal. Si hay
demasiada retroalimentación informal, a los estudiantes se les dificultará emitir juicios
sobre su propio progreso; si hay demasiada retroalimentación formal, se verán motivado
sólo por agentes externos, tales como la calificación.
Formas de Retroalimentación: escrita, verbal, etc.
Las valoraciones deben ofrecer retroalimentación utilizando una gran
variedad de formas. Algunos ejemplos de estas formas pueden ser: escribir
comentarios al margen sobre un trabajo o hablar con los estudiantes acerca
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Enseñanza para la Comprensión para la Construcción de Ciudadanía
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de un proyecto ya sea individualmente o en grupo. Combinar formas orales y
escritas puede fortalecer el proceso.
También existen muchas otras formas de ofrecer retroalimentación
(pensemos en los conceptos de inteligencias múltiples, puntos de entrada y
puntos de salida). El crear una variedad de formas que comuniquen
información útil sobre el trabajo de un estudiante es el segundo elemento
clave de la retroalimentación.
Fuentes de Retroalimentación: autovaloración, valoración de compañeros, valoración de
maestro/experto externo.
Finalmente, las valoraciones deben venir de diferentes fuentes. El maestro no es el
único que debe ofrecer información. Los estudiantes pueden dar retroalimentación y
reflexionar sobre sus propios desempeños. La comunidad en la cual se encuentra el
estudiante también puede convertirse en fuente de retroalimentación. El acudir a
diferentes fuentes de retroalimentación, se convierte en el tercer elemento clave para
alcanzar sistemas ricos de valoración.
¿Cómo se utiliza la Pirámide?
Algunos maestros la usan para reflexionar acerca de sus valoraciones. Por ejemplo, un
maestro puede tomar conciencia de que sus valoraciones, en su mayoría, son formales,
y solamente generan retroalimentación por parte del maestro. Esta Pirámide puede
estimularlo para que complemente sus valoraciones o las remplace por otras.
Los maestros también usan la Pirámide como una herramienta para la planeación. En
este caso, la pirámide puede servir para guiar la construcción de experiencias de
valoración. La pirámide ayuda a pensar en la creación de múltiples maneras de valorar
y hacerse preguntas como: ¿Es conveniente crear valoraciones informales, verbales o
autovaloraciones desde el comienzo de la unidad? ¿Cuáles pueden ser algunas formas
de valoración escrita, informal o valoraciones de compañeros? ¿Qué tipo de
valoraciones formales debo construir? En este sentido la Pirámide se convierte en una
herramienta que los maestros utilizan para crear retroalimentación que apoye la
comprensión.
La Escalera de la Retroalimentación
Existen diferentes herramientas de retroalimentación que
pueden utilizarse con los estudiantes y que ayudan a cultivar
una cultura de la Valoración para la Comprensión. Una
herramienta muy sencilla y efectiva, que ha sido utilizada en el
Proyecto Cero en su trabajo con maestros, es la Escalera de
la Retroalimentación. Cuando los maestros, estudiantes, y
personas en general están ofreciendo y recibiendo
retroalimentación, se recomienda que la conversación tenga
en cuenta los siguientes pasos: aclarar, valorar, expresar
inquietudes y hacer sugerencias.
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Aclarar:
Cuando los estudiantes comparten su trabajo, no siempre las ideas se entienden
claramente y en algunos casos parece faltar información. Antes de ofrecer
retroalimentación, es importante aclarar a través de preguntas que permitan entender
mejor algunos puntos o que den a conocer ideas que no se han expresado.
Valorar:
Después de recoger la información apropiada, es fundamental valorar las ideas de sus
estudiantes en el proceso de dar retroalimentación constructiva. Esto contribuye a la
construcción de una cultura que apoya la comprensión. Cuando se hace énfasis en los
puntos positivos, en las fortalezas y aspectos interesantes y en los comentarios
honestos del trabajo de otra persona, se crea un clima de confianza necesario para que
se desarrolle una buena sesión de retroalimentación. Simbólicamente, poner atención,
manifestar acuerdo con un movimiento de cabeza y tomar notas son otros ejemplos de
comportamientos que crean una atmósfera positiva. Estas acciones de valoración
muestran respeto hacia los estudiantes y sus ideas.
Expresar Inquietudes:
Existen, sin embargo, inquietudes legítimas, tales como preocupaciones o dificultades o
desacuerdos con algunas de las ideas en cuestión. Este es entonces el momento
donde necesitan expresarse tales inquietudes, no en forma de acusaciones ni críticas
agresivas, sino como preguntas auténticas. Por ejemplo “¿Has considerado....?”, “¿Me
pregunto si lo que quieres decir es....?”, “¿Tal vez ya pensaste acerca de esto,
pero....?”. En fin, siempre debemos presentar nuestras inquietudes de manera que no
se perciban como una amenaza.
Hacer sugerencias:
Finalmente, ya que expresar las preocupaciones es siempre algo delicado, ofrecer
sugerencias se convierte en el último toque para apoyar a los estudiantes en el
desarrollo de su comprensión. Hacer sugerencias nos pide conectar en forma
constructiva nuestras inquietudes, preocupaciones y preguntas de tal forma que el
estudiante (o colega) puede utilizarlas como retroalimentación positiva.
¿Cómo utilizan los maestros la Escalera de la Retroalimentación?
Con frecuencia la utilizan para guiar las conversaciones con los estudiantes,
modelándola enfrente de la clase. Al reunirse con otros colegas también la pueden
utilizar como estructura de retroalimentación. De igual manera los maestros pueden
promoverla con los estudiantes para que la utilicen cuando tengan que darse retroalimentación entre ellos.

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