¿Cómo se aprende a patinar? Definitivamente no simplemente leyendo las instrucciones y
observando a otros, aunque esto puede ser de ayuda. Principalmente, se aprende patinando.
Y, si uno es buen estudiante y realiza un patinaje reflexivo, le presta atención a lo que está
haciendo, capitaliza sobre los puntos débiles y trabaja sobre los débiles. Es lo mismo con la
comprensión. Si la comprensión de un tema implica la elaboración de desempeños de
comprensión, entonces la parte central del aprendizaje para la comprensión debe ser la
realización de dichos desempeños. Los estudiantes deben pasar gran parte de su tiempo en
actividades que les pidan que generalicen, que encuentren nuevos ejemplos, que realicen
aplicaciones, y llevando a cabo otros desempeños de comprensión. Y deben hacer dichas tareas
de una manera reflexiva, con una retroalimentación que les permita un mejor desempeño.
Esta agenda se vuelve urgente cuando pensamos cómo los jóvenes emplean la mayor parte de
su tiempo en clase y haciendo tareas. La mayor parte de las actividades escolares no son
actividades que demuestran comprensión; por el contrario, producen conocimientos o
actividades rutinarias.
Además, cuando el estudiante sí se enfrenta a una actividad de comprensión tal como la
interpretación de un poema o el diseño de un experimento, por lo general recibe poca ayuda
sobre los criterios a emplear, poca retroalimentación con anterioridad al producto final que le
ayude a mejorarlo y pocas ocasiones para reflexionar sobre su progreso.
En resumen, a pesar de que los profesores tratan de hacer lo que pueden, la práctica típica en la
clase no da una presencia suficiente a la realización reflexiva de actividades que demuestren
comprensión. ¡Y esto implica anteponer la realización reflexiva de desempeños de comprensión
observando a otros, aunque esto puede ser de ayuda. Principalmente, se aprende patinando.
Y, si uno es buen estudiante y realiza un patinaje reflexivo, le presta atención a lo que está
haciendo, capitaliza sobre los puntos débiles y trabaja sobre los débiles. Es lo mismo con la
comprensión. Si la comprensión de un tema implica la elaboración de desempeños de
comprensión, entonces la parte central del aprendizaje para la comprensión debe ser la
realización de dichos desempeños. Los estudiantes deben pasar gran parte de su tiempo en
actividades que les pidan que generalicen, que encuentren nuevos ejemplos, que realicen
aplicaciones, y llevando a cabo otros desempeños de comprensión. Y deben hacer dichas tareas
de una manera reflexiva, con una retroalimentación que les permita un mejor desempeño.
Esta agenda se vuelve urgente cuando pensamos cómo los jóvenes emplean la mayor parte de
su tiempo en clase y haciendo tareas. La mayor parte de las actividades escolares no son
actividades que demuestran comprensión; por el contrario, producen conocimientos o
actividades rutinarias.
Además, cuando el estudiante sí se enfrenta a una actividad de comprensión tal como la
interpretación de un poema o el diseño de un experimento, por lo general recibe poca ayuda
sobre los criterios a emplear, poca retroalimentación con anterioridad al producto final que le
ayude a mejorarlo y pocas ocasiones para reflexionar sobre su progreso.
En resumen, a pesar de que los profesores tratan de hacer lo que pueden, la práctica típica en la
clase no da una presencia suficiente a la realización reflexiva de actividades que demuestren
comprensión. ¡Y esto implica anteponer la realización reflexiva de desempeños de comprensión
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